martes, 2 de diciembre de 2008

Peña Nieto y Ebrard, vapuleados

Martín Moreno
Archivos del poder
2-Dic-2008

Pésimas cartas de presentación de Enrique Peña Nieto y Marcelo Ebrard, nuestros acelerados presidenciables. Las entidades que gobiernan — el Estado de México y el DF— resultaron ser las más peligrosas y de altas cifras en cuanto a secuestros se refiere. De ahí su molestia en Palacio Nacional durante la evaluación de los 100 días, el viernes pasado. La realidad los rebasó.
Más preocupados por su imagen personal, el desmedido gasto publicitario y las obras espectaculares pero poco útiles, ambos corren por una misma vía: la de la frivolidad.
En esos resultados, las cifras mostraron la crudeza de la creciente inseguridad que se vive tanto en el Edomex como en la Ciudad de México: de los 237 secuestros registrados a partir de la firma del Acuerdo Nacional de Seguridad, 60 ocurrieron en tierra mexiquense y 24 en el DF. Del total de plagios, de enero a noviembre, 166 a la cuenta de Peña Nieto y 151 a la de Marcelo.
Y así aspiran a la Presidencia de la República.
Enrique Peña Nieto. “No hagamos una broma de eso”, le dijo, evidentemente molesto, Enrique Peña Nieto a Adela Micha, cuando, en su noticiero de televisión, la periodista le preguntó: “¿Sabe usted, gobernador, cómo se le dice al macho de La Gaviota..? ¡Pues, Peña Nieto!” Nada le gustó el comentario al aspirante presidencial.
Pero ha sido el gobernador y su equipo de asesores de imagen quienes se han empeñado en presentar el idilio entre su jefe y la actriz Angélica Rivera como parte de la estrategia mediática que le intenta pavimentar el camino al mexiquense hacia Los Pinos. Desde su aparición —con su consentimiento— en revistas de chismes hasta sus apariciones públicas y confirmaciones del amorío en televisión abierta.
¿Por qué se molesta entonces Peña Nieto si su imagen, más que la de un gobernador modernizador y eficiente, se asemeja más a la de un Don Juan de la política, envuelto en romances de película y noviazgos de adolescente?
Sin embargo, el mayor lastre de Peña Nieto es irrefutable: la entidad que gobierna se convirtió, precisamente en el tiempo que lleva de mandatario —tres años—, en un santuario del narcotráfico, en territorio libre al servicio lo mismo de La Familia, que de los hermanos Beltrán Leyva.
¿O por qué el gobierno de Peña Nieto minimizó, la noche del jueves pasado, la consignación de Raúl Villa Ortega, El R, elemento de la Policía Judicial del Edomex y quien fue, nada menos, que el operador y ejecutor material de la matanza de 24 personas en La Marquesa, según concluyó la PGR? ¿Por qué no se informó con mayores detalles de este asunto?
Sencillo: porque ese tipo de cosas no le favorecen al señor gobernador.
Se anuncia que se gastarán oficialmente 150 millones de pesos en 2009 para la promoción del mandatario. ¿Incluyen ya las “notas informativas” que, en realidad, son spots maquillados? Es el gasto del futurismo, porque a pesar de que en entrevistas lo niega, lo cierto es que su estrategia está diseñada para intentar obtener la candidatura del PRI a la Presidencia.
Ebrard. Si en el Edomex la angustia crece, en el DF la inseguridad, el miedo y la anarquía aumentan ante el vacío de autoridad. Además de las cifras sobre secuestro, el director del Instituto Ciudadano de Estudios sobre la Inseguridad (ICESI), Luis de la Barreda, ubicó a la capital como la ciudad más insegura del país.
Al igual que Peña Nieto, Ebrard sigue destinando partidas millonarias para su imagen personal. De febrero a noviembre, su gasto de autopromoción llegó casi a los 100 millones de pesos.
Por su desesperación futurista, el gobierno capitalino parece haber perdido la brújula: mientras Ebrard aparece con las locutoras de Televisa, con mandil y galletitas en mano, millones de ciudadanos se enfrentan a una ciudad despedazada por obras de dudosa utilidad, tomada como rehén de los grupos al servicio del PRD y de otros partidos o “movimientos sociales”, y la indiferencia ante los reclamos de seguridad.
Las obras en Churubusco, el Circuito Interior y otras vialidades de nada servirán para aliviar los infernales problemas de tráfico que día tras días revientan al DF. Son proyectos de coyuntura, no de largo plazo. ¿O acaso se está construyendo otra vía equivalente al Viaducto o a Tlalpan, por ejemplo, que verdaderamente ayuden a eficientar el tráfico capitalino?
Las cifras sobre inseguridad que le estallaron en la cara a Ebrard el viernes pasado lo obligaron a enviar a su procurador de Justicia, Miguel Mancera, a tratar de justificar lo evidente: que el Gobierno del DF poco o nada ha hecho contra la inseguridad. Tardía y tímida reacción la de Mancera.
Pero, ¿qué tal nuestra pistota de hielo en el Zócalo? ¿Qué tal los desplantes de Marcelo ante la angustia vial y de inseguridad que ahoga a millones?
Son las consecuencias de gobernar bajo el viejo populismo del PRI más nocivo.

http://www.exonline.com.mx/diario/columna/431765

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