miércoles, 3 de diciembre de 2008

Lo que importa es estorbar

Román Revueltas Retes
Miércoles, 3 Diciembre, 2008

Carlos Slim quiere construir dos pistas más en el aeropuerto del DeFectuoso. La idea es muy buena porque, en vez emprender la faraónica tarea de levantar un nuevo aeródromo en Texcoco y, de paso, tirar a la basura los fondos públicos que se usaron para edificar la Terminal 2 –un inmueble precioso, por cierto, que te crea una muy fugaz, pasajera y efímera visión de país primermundista— el actual aeropuerto de la capital de todos los estadounimexicanos seguiría estando allí, a vuelo de pájaro, es decir, tan cerca como puede encontrarse un espacio al que llegas en 30 minutos, si no hay tráfico, o en tres horas si es viernes de quincena pero, de cualquier manera, ventajosamente contiguo a la ciudad.
El empresario más exitoso de Estados Unidos (Mexicanos) desea también cimentar autopistas y realizar las obras de infraestructura que tan urgentemente necesita este país. Tiene la voluntad. Tiene la capacidad. Tiene el dinero. Pero, entonces ¿por qué no comienzan los trabajos de una buena vez y se crean empleos, se abren oportunidades, se multiplica la riqueza, se propicia el desarrollo y, sobre todo, se contrarrestan los nefastos efectos de la crisis económica que se nos viene encima? No me digan, por favor, que el hombre ha acumulado ya demasiado dinero y que no merece hacerse aún más rico siendo, por el contrario, que si en México hubiera una cincuentena de individuos tan prósperos como él entonces seríamos una nación cincuenta veces más rica. Y tampoco me vengan ustedes con el cuento de que las obras que intenta hacer las deberían de emprender otros potentados porque, para empezar, en estos momentos lo que no hay, justamente, es gente dispuesta a invertir su plata en proyectos a futuro. Así las cosas, lo único que falta es que alguien, en el supremo Gobierno o en el Deshonroso Congreso, dé el pistoletazo de salida. Desafortunadamente, ahí está el problema, señoras y señores, porque, como bien sabemos, nuestros responsables políticos se especializan en el arte de estorbar, de impedir y de paralizar. Y así nos va.

http://www.milenio.com/node/125120

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